viernes, 29 de noviembre de 2013

Patrimonio improductivo


Las recientes investigaciones que revelan la procedencia del Claustro Románico localizado en una finca privada de Palamós y que lo sitúan como parte de la antigua Catedral de Salamanca abren dos posturas para debate: por una parte, la catalogación de Bien de interés cultural por parte de la Generalitat de Catalunya deberá ser revisada, dado su origen en el antiguo reino de León, por lo que debería pasar a considerarse Patrimonio Nacional.

 Por otra parte, resulta más interesante quizá el hecho de que ésta pieza sirve para ilustrar con razones prácticas el manido debate al que los enemigos de la Iglesia Católica nos pretenden llevar tan recurrentemente cada vez que se habla del Patrimonio de la Iglesia. Un mantra modernista, progresista y argumento absurdo es aquél de que "la Iglesia venda todo lo que tiene y le dé de comer a los pobres". No sólo las cuentas no salen, ya que por enorme que sea el monto de la cuenta al precio de todo el Patrimonio cultural, artístico, arquitectónico, bibliográfico, etc... de la Iglesia, dudo mucho que se pudiera dar de comer a todo el mundo durante quizá más de un año. ¿Que hacemos pues, vendemos todo lo que tiene la Iglesia para comprar alimentos a las multinacionales, entregárselos a quienes pasan hambre y después que, dejar que todo vuelva a como estaba antes, con millones de pobres en el mundo, pero ya sin cuadros en las Iglesias? Quienes dicen éste tipo de sandeces parece que prefieresen que las obras de Arte conservadas por la Iglesia, Patrimonio Improductivo, estuvieran como el Claustro de la Vieja Catedral Salmantina: decorando la piscina privada de la finca de un potentado.

 "Los tesoros de la Iglesia son de valor incalculable", dicen a continuación. En absoluto, incalculable no es nada. Cosa distinta es que no estén tasados, y si no están tasados es sencillamente porque no existe voluntad de venta. Si se realizase un inventario completo de los Bienes de la Iglesia Católica, con su valoración monetaria en euros o dólares, habría que empezar a preocuparse, porque eso quiere decir que sí, están pensando en cambiar un Patrimonio que durante Siglos la Iglesia ha acumulado y conservado, con los puestos de trabajo que eso ha significado, por cierto, para el disfrute de todos en la situación pública que significa tener éstas obras en Templos, Capillas y Catedrales.

 Claro que la Iglesia cobra dinero a quienes quieren visitar los Museos y colecciones especiales de las Catedrales, por ejemplo. Cantidades muy inferiores a las que cuestan las entradas de otros museos laicos, estatales, privados, de fundaciones supuestamente culturales perfectamente dedicadas a engrandecer el nombre y bolsillo de su reputadísimo titular. Cantidades que son destinadas al sostenimiento de la Obra Social de la Iglesia y al propio mantenimiento de esas obras de Arte. Por otra parte, la mayor parte de las Iglesias del Mundo no cobran un céntimo; en muchas ni siquiera hay medidas de seguridad (inquietante, ya que contra la voluntad de la Iglesia de mantener éste patrimonio públicamente, hay mucha gente que está deseando echarle el guante a cualquier Cáliz, cuadro o libro -recordemos el Codex Calistino- para convertirlo en euros y dólares) ni, por supuesto, se le pide la Partida de Bautismo a nadie para entrar en un Templo. Así pues, no sólo para el disfrute de los Cristianos, sino para un aprovechamiento cultural universal, no hay mejor sitio donde pueda estar una obra de arte que en poder de la Iglesia Católica.

 Quizá, quienes repiten ese mantra, prefieran que (por poner sólo un ejemplo, el más cercano a mí mismo que se me ha ocurrido) los cuadros de Murillo que se pueden visitar en la Catedral de Sevilla o en la Iglesia de la Caridad estén colgados sobre el bidet del cuarto de aseo de la planta superior en la mansión de algún mafioso de la Europa del Este. Puede ser...

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