miércoles, 11 de diciembre de 2013

La Alegría del Evangelio del Papa Francisco.

El 24 de Noviembre de 2013, los católicos recibíamos con alegría la Exhortación Apostólica “Evangelii Gaudium” (La Alegría del Evangelio) del Santo Padre Francisco. Se trata de más de 200 páginas, en la que el Romano Pontífice nos habla sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, y analiza con un lenguaje claro y sencillo, los grandes problemas del mismo.



Entre muchos párrafos que se podrían mencionar, prácticamente todos, quiero traer a colación uno especialmente que me ha impactado: “La humanidad vive en este momento un giro histórico, que podemos ver en los adelantos que se producen en diversos campos. Son de alabar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación. 


Sin embargo, no podemos olvidar que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo vive precariamente el día a día, con consecuencias funestas. Algunas patologías van en aumento. El miedo y la desesperación se apoderan del corazón de numerosas personas, incluso en los llamados países ricos. La alegría de vivir frecuentemente se apaga, la falta de respeto y la violencia crecen, la inequidad es cada vez más patente. Hay que luchar para vivir y, a menudo, para vivir con poca dignidad.”


Son palabras tremendas, que no pueden dejar a nadie indiferente, especialmente a los católicos, que somos los primeros que debemos de trabajar por una verdadera Justicia Social para todo el mundo.




El Beato Juan Pablo II en su Encíclica “Centesimus Annus” de 1991 nos advertía: “La Doctrina Social de la Iglesia no es, pues, una tercera vía entre el capitalismo liberal y el colectivismo marxista, y ni siquiera una posible alternativa a otras soluciones menos contrapuestas radicalmente, sino que tiene una categoría propia. No es tampoco una ideología, sino la cuidadosa formulación del resultado de una atenta reflexión sobre las complejas realidades de la vida del hombre en la sociedad y en el contexto internacional, a la luz de la fe y de la tradición eclesial.


Después del fracaso de las ideologías marxistas, y del capitalismo liberal, cada vez somos más, los que asumimos el Distributismo, como una alternativa a las mismas. Esta teoría elaborada por personajes de la talla intelectual de G. K. Chesterton y Hilaire Belloc a principios del siglo XX propugna que la propiedad privada sobre los medios de producción debería estar distribuida lo más ampliamente posible entre la población, en vez de estar centralizada bajo el control de unos pocos burócratas del gobierno (como en muchas formas de socialismo) o en una minoría que controla los recursos (como en muchas formas de capitalismo). O resumiendo como decía G.K. Chesterton: "Demasiado capitalismo no quiere decir muchos capitalistas, sino muy pocos capitalistas.”


En cualquier caso, lo realmente importante es leer en profundidad cualquier documento antes de emitir una opinión y no dejarse llevar por los titulares de prensa de una u otra ideología. Lo que nos propone el Papa Francisco no es una utopía, sino algo posible y realizable.


Eduardo Hernández.

No hay comentarios:

Publicar un comentario